Las inoportunas declaraciones de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España
El trasnochado enfrentamiento o, más bien, figurado enfrentamiento, entre la libertad de prensa y la libertad de expresión vuelve a salir de nuevo a la palestra. Tenía la sensación que hacía tiempo que había muerto la eterna y, al mismo tiempo, efímera discusión entre los roles ejercidos por los periodista y por los blogueros. Sin embargo, parece que esto no es así.
La errática expresión denominada “Periodismo Ciudadano” –que no termina de comulgar con mis principios-, también llamada Periodismo 3.0, ha venido acuñada a raíz de la eclosión de los blogs o bitácoras en Internet y de la participación ciudadana a través de espacios alojados en determinados medios de comunicación gratuitos. La misma hace referencia a la utilización de estos espacios digitales por parte de los ciudadanos, en los que expresan sus opiniones o comentarios sobre determinados hechos socio-culturales, políticos, económicos… y tiene su fundamento legal en el legítimo ejercicio del derecho a la libertad de expresión y de opinión.
A mi juicio y sin ánimo de profundizar sobre este tema, el acceso de los ciudadanos al mundo de la información digital no puede suponer que nos encontremos capacitados para instaurar una nueva forma de periodismo. El periodismo es una ciencia que se ejerce por profesionales debidamente formados y, en ningún caso, puede suponer una intromisión –nada más lejos de nuestra intención- el legítimo ejercicio del derecho a la libertad de expresión.
De esta forma, me niego a reconocer que la exposición de las distintas visiones que puedan ofrecer los ciudadanos sobre diferentes hechos o noticias, pueda ser calificada como una rama del periodismo. No mezclemos churras con merinas. Yo soy bloguero y no periodista ciudadano y desde luego, poco o nada tengo que ver con los periodistas, a salvo mi faceta de lector de prensa escrita y digital.
Lo único cierto es que es innegable que la revolución digital ha permitido que se inicie un particular proceso de democratización de la información y que cualquier persona pueda sentirse libre de opinar, objetivamente, sobre cualquier hecho, noticia o circunstancia. El monopolio de los medios de comunicación tradicionales en el tratamiento de la información ha llegado a su fin y se ha abierto una nueva era, en la que los ciudadanos somos los protagonistas y aquéllos deberán adaptar su actividad profesional a los nuevos tiempos. Ambas realidades son perfectamente compatibles y deberían nutrirse y alimentarse mutuamente y evitar fricciones que sólo conducen al desprestigio del periodismo.
Pues bien, todo esto viene a cuento porque la a Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) afirma a través de un comunicado elaborado especialmente para el Día Mundial de la Libertad de Prensa que:
“Las organizaciones profesionales estamos convencidas de que fórmulas como el mal llamado “periodismo ciudadano, extendido entre los medios de comunicación españoles para abaratar costes, fomentan la precariedad de la información y confunden a la ciudadanía. Las noticias elaboradas por espontáneos privan a la sociedad de la información rigurosa, contrastada y trabajada en profundidad a la que están obligados los periodistas. Es, por lo tanto, una rechazable competencia desleal“.
Desde luego que calificar de competencia desleal el legítimo ejercicio del derecho a la libertad de expresión y de opinión es un descalabro verbal que, además, pone en evidencia un profundo desconocimiento de la ciencia jurídica y que pone de manifiesto que los periodistas se encuentran intimidados por las posibilidades que la revolución digital han supuesto para la ciudadanía.
Finalizo el post recomendando la lectura del artículo publicado por Periodismo Ciudadano titulado “La FAPE califica el “mal llamado periodismo ciudadano” de “rechazable competencia desleal” y usando las palabras que cierran el mismo: “Afirmaciones tan categóricas como las de la FAPE hacen un flaco favor a la ciudadanía que ha encontrado en estos medios un canal verdaderamente abierto a escuchar y atender los temas que ellos consideran importantes.”
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